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Teníamos la ilusión de que cuando se notara sumergido y caliente, su habitual berrinche al contacto con el agua se transformase en gemidicos de placer, que estirase las piernas y chapoteara con las ganas de nadar y convertirse en pez. Pues no. Tras unos segundos con carita de desconcierto, asimilando la sensación de estar rodeado de "algo diferente" hasta la cintura, y después de hacernos creer que aquello del primer baño en bañeraIkea (hasta ayer sólo eran remojones, por lo del ombligo-bígaro) iba a ser un éxito rotundo, Jikito entonó el do de pecho y garganta y gritó y gritó y gritó como si ése fuese el último grito en la Tierra, obligando a Jiko-papá a darse prisa con la esponja y a mi, a extender la capa de baño para envolverlo y volverlo a callar con felpa y besos mojados. Vaya. Hoy vamos con el segundo intento. A ver si lo disfruta...
Hoy ha superado en la báscula la barrera de los 3 kilos. Jikito gordito.
Hoy, leyendo el capítulo diario del diario (valga la redundancia y repetición y circunloquio) que mi padre le escribe a Mateo cada madrugada (hoy adjuntó al envío esta foto cunera de ayer por la tarde), me han entrado ganas de que llegue el día en que pueda leérselo... Me ha gustado especialmente el capítulo de hoy, sobre los animales y esa posibilidad de ver y oler la selva, si es que ésta sigue existiendo ese día...
1 comentario:
A mí hay algo que me gusta en verle relinchar, tan vivo, con algo nuevo. Le quiero.
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