
Mateo ha tomado su primera decisión de adulto: comer solo. Sólo que no lo es: adulto. Nadie puede introducirle un alimento en la boca, cucharada o tenedor mediante. La cosa comenzó la semana pasada, en lo que creíamos que era una tontería de ná. ¡Ja! Desde ese día de adiós a los purés nutritivos, caseros, fáciles y rápidos tuvimos que improvisar un hola imperativo a los menús diseñados más que las fachadas de un guggenheim: no sólo hay que pensar qué alimentos utilizar y con qué variedad y con qué asiduidad, sino que éstos deben ser susceptibles de cortarse en daditos, aptos para que un pulgar y un índice diminutos hagan pinza sobre ellos y de ahí a la boca.

PD: Miento. Hay algo que no le plantea problema con la cuchara paterna. Se llama yogur, natillas y flan. Extremista, al menos, no es. Tonto, tampoco. Lento, mucho.
4 comentarios:
¡Qué bonicas fotos has hecho! En la primera, Mateo está escondido en su sitio de esconderse cuando le perseguimos: detrás del sillón. Se va asomando mientras disimulamos y hacemos como que no le vemos. Y sale con la sonrisa triunfadora, de habernos colao una.
Le encuentro a parte de guapo mayor mayor, con su platano en la mano. Un bollicao.
Muchos besos
¡Viva la vida a ritmo de Mateo! ¡Y a ritmo de Luc!
¡Hola! Mi Mateo es genial...¿y cuándo coma arroz que va a hacer?
Besines
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