lunes, 12 de enero de 2009

¡Viva el Knut!

Resulta que los suecos son tan majetes que hasta celebran, con un día al que llaman Knut, el fin de la Navidad, una tontería supongo que con reciclaje comercial (ahí caigo siempre) pero que me levantan unas enoormes ganas de ser (que no hacerme la) sueca, como cuando Woody Allen oía música de Wagner y le entraban unas ganas irrefrenables de invadir Polonia.

Así que con la excusa de comprar un ganchito de seguridad para el WC (por aquello de que Mateo deje de atascarlo con diversos objetos, entre ellos el pato-uvecé-aguazul) nos fuimos los tres (los cuatro) a celebrar el Knut a la embajada sueca en Madrid: el Ikea de Alcorcón, parque temático donde los haya:





Como demuestra este testimonio gráfico, Mateo es una esponja en cuanto a costumbres de otros países. Además de mimetizarse con las camas suecas, los edredones suecos, las perchas suecas, incluso el idioma (no hay duda de que habla sueco... cada vez que abre la boca) llegó al máximo de su culturización internacional: las galletas de chocolate Ballerina, de Göteborgs, de esas de a euro el paquete y de las que podrías comerte perfectamente mil, a ritmo de pipas. Nos despistamos y se coló una en el forro del plumas al meterle en el coche... Lo que produjo este efecto pictórico en su cara, sus manos, el verdugo, la tapicería... Celebrar el Knut es lo que tiene.


2 comentarios:

Pepa dijo...

Ya me imagino el año que viene a Mateo y a Luc, con casi un año, juntos celebrando el Knut

Jika dijo...

Sí, pero ese día les dejamos solos en la zona infantil y nos vamos a tomar un perrito caliente adulto. Creo yo.