jueves, 22 de enero de 2009

Yo canto, tú duermes


Oigo a Jiko dormir a Mateo en el salón, a oscuras. El niño en la trona, él sentado y cuidadosamente abrazado a él. Yo en el cuarto, frente a la pantalla, en esos minutos de libertad mecanografiada que tengo cuando termino de darle la cena y limpiarle a besos la boca. Mateo suele dormirse recostado en el antebrazo de Jiko, mientras éste le canta una de Antony & The Johnsons a dos milímetros de la oreja. O directamente en su pecho, a saltos con su cuento que a mi no me cuenta, es cosa de ellos. Sea como sea, me gusta sentir cómo avanza el silencio hasta que es completo y sólo oigo mis manos tecleando o el ratón avanzando páginas, pasando de refilón por las noticias del día, las feisbucadas del día.

Pero hoy tarda el silencio... Y me río porque Mateo se resiste y canturrea. Y oigo a Jiko serio que le dice: "No, canto yo, tú duermes". Pero nada. Mateo sigue entonando un aria llena de gorgoritos chupetiles que mezcla con los aplausos imaginarios de Pasapalabra. Y Jiko insiste, como si razonase con Punset. "Tú no cantas, Mateo, canto yo. Tú duermes". Me rio y me pregunto hasta cuándo nos amenizará el cantautor éste antes de quedarse como en la foto, vencido a un sueño que a nosotros tampoco nos tarda tanto en llegar, después de todo.

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