domingo, 8 de julio de 2007

El trío piscinero


Es una forma un poco absurda de conocerse. Con el agua al cuello (literal), caminando en fila y círculos, de puntillas y de talones y con las plantas para dentro y luego para fuera y ahora abdominales y estiramientos y para terminar el caballito, todo dentro de una piscinica de agua templá y con nuestras barrigas crecientes.

Fue hace como unos cinco meses, en un arrebato de actividad para compensar mi baja por embarazo. Gimnasia preparto en un agua preverano. Cada martes y jueves comenzamos a coincidir en ese caldo a 34 grados sin cloro, y pronto cambiamos la intensidad de los ejercicios por la intensidad de las charlas, casi terapia, a esas alturas. Las tres, Lucía, Mari Carmen y yo, compartimos de pronto un lugar común. Nos reíamos, nos preguntábamos, nos aconsejábamos, compartíamos información, ganas y cangue, nos animábamos cuando las jodidas hormonas nos cambiaban el gesto, estuvimos pendientes, nos hicimos amigas.

El 27 de abril Lucía dio a luz a Laura. El 27 de junio Mari Carmen tuvo a sus gemelas, Laura y Paola. A Mateo, aún dentro de mí, le susurro que el 27 de julio es una buena fecha para venir al mundo. Sería de coña. Pero me da, por cómo se mueve, que va a hacer lo que le de la gana (y eso me gusta). Da lo mismo: tras esta etapa de combatir este echarnos de menos con el mail y el teléfono, el trío piscinero y su prole tienen planes llenos de M&M's, fotos de encargo en playas mayas, anécdotas de Ayamonte en franco-italiano-alemán, visitas a Zaragoza y tardes de parque en las que recordaremos los menús de Sanchinarro y cómo éramos capaces de meternos, entre bocado y bocado, una deliciosa explicación de cómo hacer frente a una episiotomía. Pobres los de la mesa de al lado, nenas.

PD: Y en noviembre, mariscada uloquesea a cuenta de Zapatero y su "sobre" a Mateo. Keospensábais.




No hay comentarios: