martes, 5 de febrero de 2008

Chuip Mandarina Chuip


Valga la sesión fotorepetitiva chuip chuip para demostrar la efectividad de algunos artilugios para bebés. Éste es una especie de chupete gigante con una red anti-tragarse-nada en cuyo interior se mete (o introduce) un trozo de manzana o un par de gajos de mandarina o uno de naranja, a ser posible fresquitos-de-la-nevera. Es la monda chuip chuip. Primero le dimos manzana y, bueno, le gustó, pero durante un minuto. Y luego llegó la mandarina, y chuip chuip fue la revolución chuip chuip. Como un vampirito chuip chuip, apretando fuerte con las encías y el orgullo, sorprendido por el juguillo dulce, Mateo chupó, sorbió, se relamió y miró a cámara agradecidísimo por el invento... y por su babero pirata.


domingo, 3 de febrero de 2008

Días sin huella


Su primer día con zapaticos y no pisó más que la palma de mi mano.
Ocurrió hará como dos meses (la foto, ya olvidada, la rescato por casualidad del móvil de Jiko) y, a pesar de las expectativas (paternas y, por tanto, desproporcionadas, ay) de que sus pieses de pronto tuvieran suela, Jikito no dejó ni una huella. Y eso que sería una huella de camuflaje.

*Las zapas fueron regalo de los los tíos abuelos de Jikito, Teté y Silvia, y de sus primos segundos (o tíos primeros, nunca me aclaro), Pedro y Andrea.

sábado, 2 de febrero de 2008

Jim Carrey (o Mateo merendando)

La primera papilla de frutas. La aventura ácida.
Ingredientes (por orden del pediatra loco pero molón): un "mi primer Danone", dos cacitos de cereales, medio plátano.
Resultado: un desastre.
¿Razón? Demasiado ácido. Pobre.
¿Consecuencia? Se la comió, pero por hambruna. Al día siguiente añadimos a la pócima un cuarto de manzana y el zumo de media mandarina. Un mundo más dulce.

Desde entonces, Mateo la devora... sin parecer Jim Carrey.



viernes, 1 de febrero de 2008

O Brother Where Art Thou?

Le veo así, con su pijama de preso, la bola encadenada a JikoNiko, arrastrando por el edredón el ritmillo lento de I am a man on a constant sorrow, con la voz country de Dan Tyminski... y entonces me río contándoselo, cantándoselo, haciendo el cabra y mímica, y él, sin saber de qué y por qué, se ríe también, como un preso liberado.



The Aviator


Jikito despega en la maxicosi justo antes de empezar a llover. La velocidad (y llevar la frente estrellada) le hacen mondarse de risa. El JikoAviador piensa que le dirige Martin Scorsese y sueña con volar cinco minutos más que Howard Hughes. Se le acaba de meter una nube en el ojo.


¿A qué huele el agua?


Amelia, mujer de Pablo y dueña y señora de un extraño, original y cálido negocio bien llamado Los jabones de mi mujer (pulsen y vean, es una gozada...), nos regaló para Mateo un jabón de zanahoria, nerolí y karité que le está dejando la piel como el culito de un niño, o al revés. Parece turrón, huele a crema y se tacta como mazapán caro (hablo del jabón... ¿o también de Mateo?). Una pasada. A Jikito, como se ve en la foto, le encanta.

*Si además de ver los jabones en la página web los queréis oler y, de paso, daros un paseo de esos sanos por el campito, podéis visitar su tienda, pequeñita e increíble, en un pueblo de Segovia, Santiuste de Pedraza, que en estas fechas solo tiene 7 habitantes. Todos huelen bien.

Jikito en el cuadrilátero


Fue idea de su "tía" Bea, lo de regalarle este parque por... perdón, reculo: lo de pedirle este parque a los Reyes Magos. Y después de ver cómo se sienta, se retuerce, juega solo, hace la croqueta, babea, habla y se relaciona con sus cuatro esquinas redondeadas hay que reconocerlo: la "tía" Bea tiene ojo. Un acierto (mullido), amiga, mil gracias en idioma jikito. Ni Cassius Clay se lo pasaba tan bien en el cuadrilátero.


Jikito dice: Lo estamos preparando para Ana...