sábado, 31 de enero de 2015

Verano en Monterroso, Lugo


Llegamos exhaustos a la granja, viaje infernal en coche. Pero fue pisar aquello y se nos lleno la cara de buen rollo. Marta nos abrió los brazos y los ojos a sus huecos y a Torrezno, a la galletería y los establos, a los prados y el pulpo a la plancha, a una casa donde dormir y buscar babosas, a otra casa con rio, inolvidable, a cañas tiradas al sol casi oculto, a una aventura que, de haberlo sabido, nos hubiera atado allí muchos más días.





















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