
Le hemos bautizado así, aunque bien podría llamarse también Solomillo Ibérico Pierre de Potro. Después de regalarle el oído a estas dos piezas traídas con fraternal entrega de Ayamonte por nuestros queridos Mari y Pierre (graciaaaaaaaaasssss... ¡y aún nos queda la presa!), nos echamos a las manos una receta sencillica (embadurnar los solomillos con un mejunje de aceite de oliva, hinojo, sal y ajo) y al horno. Arriba, como quedó antes de derretírsenos en la boca. Abajo, como fue ocurriendo el acontecimiento. Buf.


PD: Mateo también dijo mmmmmmhhh, aunque sin ajo ni hinojo, aún.
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