skip to main |
skip to sidebar
Nocturnidad y alevosía
Fuimos a ver a la yaya andando (una horita), merendola de roscón con trufa y chocolate caliente, y como la noche se nos echó en las barbas, nos pillamos el bus de vuelta. Mateo iba embutido como un lomo ídem, pero haciendo campaña y saludando como la Reina Madre desde la carroza a todos los pasajeros del 21. Las luces de Madrid también le fliparon, y que fuese de noche y estar en la calle le abrieron aún más los ojos, como diciendo: "madrecita, lo que me pierdo yo cada noche después de cenar...". Al entrar en el portal, a pesar de que íbamos justísimos con su horario de cenorrio, estaba así de aufórico. Le pone la nocturnidad y la alevosía, sí, sí. A mí, esta foto, como robada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario