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Paraguas para recordar
Es imposible no recuperar chorradillas de tu infancia al ver crecer a tu enano: un juguete, las galletas que tomabas para desayunar (yo, Chiquilín; Jiko, Campurrianas), unas zapatillas de estar en casa (busqué hasta encontrar las que tenía yo en el recuerdo...), los dibujos animados, yoquése, cosas de esas, pequeñuelas y tontunas, pero taaan cálidas... Jiko tenía en un rinconcillo de la memoria los paraguas de chocolate, aún reconociendo que el chocolate de esos paraguas está asqueroso, así que cuando entramos en Viena Capellanes para planear una merienda y los vio allí, forrados de colores, se le abrieron los ojos de par en par y quiso que su hijo se pimplase con igual entusiasmo su recuerdo. Ni qué decir tiene que Mateo se sumó al fanatismo paragüero-chocolatero sin un átomo de resistencia. Le duro unas dos horas y dos cambios de verdugo.
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