jueves, 29 de noviembre de 2007

Ya es Navidad (por primera vez)


Creo recordar que los últimos titantos años me he cagado en la madre que parió a los comerciantes empeñados en adelantar la Navidad con muñecajos en las fachadas y espumillones y nieve de plástico y demás chorradas del corte cortilandia. Veinticinco de... ¿noviembre? Fun, fun, fun.

Y resulta que cuentan mis padres el otro día que han colocado unos osos y unos pingüinos tamaño ñú en la calle tal y que a Mateo le podría molar, aunque no se entere mucho. Así que me cojo a Jikito y quedamos todos allí, en el zoo de hielo ése en plena ciudad y en pleno noviembre, que de Navidá, ná de ná.

Y saco a Jikito de la maxicosi y veo sus ojos mirando al oso de mentira que él no sabe que es de mentira y entonces me reinvento a mi misma con eso que me entra de pronto por dentro y decido que... ¡¡¡vivan los comerciantes que ponen muñecajos de Navidad en todas partes!!! ¡Y el espumillón! ¡Y Cortiland... bueno, no nos pasemos con la reinvención, Barbarica, hija.


No fueron los osos el único primer paso de Mateo en la Navidad. El paquete que mis padres llevaban encima resultó NO ser una manta como me dijeron, mintiendo y faltando al espíritu de la Navid... me estoy pasando otra vez. Bueno, resultó ser un árbolito de Navidad con pieses y bracicos y nariz y boca y, por supuesto, bolas, que no se veían. Un árbol que sacaron, en un gesto que da pistas sobre su nuevo entusiasmo (da gusto verlos, a ellos y a mi abuela, que repite su nombre como un mantra), al final de la comida y que dejó a Mateo completamente alucinado... Se lo quedó mirando....


... buscó una explicación...


... sin saber aún lo mejor: el árbol tenía un botoncillo secreto que, al apretarlo, se ponía a cantar y bailar O Christmas Tree en modo pachanguero molón, moviendo todas las ramas al más puro estilo Celia Cruz y carcajeándose como un abeto desquiciao. La cara de Jikito pasó de la sorpresa..
.



...al alucine...


..
y después, con esa sonrisa de descubrimiento, al más puro entusiasmo. Así miró su primera Navidad:


PD: Cómo eché de menos a Jiko ese día. Pero cuando volvió de trabajar, Jikito repitió cada gesto delante de él y del árbolico, como sabiendo que Jiko no podía perdérselo (luego me dijo que a la que se la veía como loca con el O Christmas Tree era a mí...).

1 comentario:

Cristina dijo...

Dice mi mami que cómo podeis tener un niño tan feo... Está para comérselo.
BSS