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Burrikin
Se fugaron, subrepticiamente. Recibo una llamada en el curro: ¡Nos vamos al burrikin! Y yo ahí, entre páginas y cromalines y ganas de fugarme también, a comer basura con mis jikos. Ese mismo día, a la salida del cole, como para compensar, Mato me regaló un dibujo: -Hala, qué chulo, Mateo, ¿qué es, una bombilla?-No, mamá. Eres tú.Ah.

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