-Mato, me gusta mucho hablar contigo.-Pues hola.
-Que me cuentes cosas.
-Mira que cuernosaurio.
No hay forma de jubilar la ikeabañera. Apenas caben y, aun así, se enredan las piernucas bajo el agua e imaginan que están en un barco camino no se sabe. Les seguimos de cerca, conteniendo la risa.





Se fugaron, subrepticiamente. Recibo una llamada en el curro: ¡Nos vamos al burrikin! Y yo ahí, entre páginas y cromalines y ganas de fugarme también, a comer basura con mis jikos. Ese mismo día, a la salida del cole, como para compensar, Mato me regaló un dibujo: 

¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos? ¿Vamos con los abuelos?.... ¡Síiiiiiiiiii!

Se fueron los santos a comprar pizzas y trajeron para 63 personas. Como nos quedamos con hambre a pesar de ser cuatro (adultos), atacamos dos bandejas de buñuelos. Mientras, los (cuatro) nenes hicieron un concurso de fotografía-balón y todos anunciamos al mundo los progresos de cara al balcón. Éstos días son para repetir, con JuanjoPepa y MatOli. Y su interiorismo de portada.




