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Esta muñeca despelujada y ocre me la trajo mi madre de un viaje de trabajo a Estrasburgo. Yo tendría unos ¿seis años? Fue "mi muñeca", esa que sobrevive a todo, y eso que yo era más de clicksdefamobil. El otro día, Mat la rescató de un armario secreto de sus abuelos y me dió en la cabeza con esos años en los que crees firmemente que los muñecos te escuchan y tienen frio y ganas de comer lo que tú no. La muñeca se llamó Bárbara desde el día uno, of course. Mateo la llama badabadbada.
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