sábado, 29 de noviembre de 2008

Nos fuimos a Barna

¿La excusa? El curso panadero que suponía el primer encuentro "físico" entre Jiko y su bread master particular, Ibán. ¿La verdad? No necesitábamos excusa: Barcelona apetece. A Mateo el Ave le puso las pilas... quizás demasiado: no paró en las dos horas y media (¡sólo!).

Allí todo fue calle. Un gusto. Sol todas las esquinas. Tienducas apetecibles (La Italiana, las pastelerías Viader o Mauri...), calles anchas, luz. Y buen tiempo: el sábado noche ¡cenamos al aire libre! Unos perritos king size muuuuy recomendados y más recomendables aún. De los mejores de Barna, teníamos apuntado. Lo comprobamos en la terraza. En pleno noviembre. Hay gente que vive allí que aborrece esa templanza constante: echan de menos los extremos. Yo creo que sería feliz. Como Mateo en brazos de su padre, cuando el no parar que se echa encima desde que se levanta termina pudiendo con él.

Este fue el primer desayuno. En una callejuela cerca de las Ramblas y de la Plaza de Cataluña. Pa'qué más: pan con aceite y tomate, café con leche, tarta de queso, degustación de quesos, bizcocho casero. Pelín pijo, pelín tonta la camarera, pero muy chulo el sitio y rico todo.

Ya queremos volver. Lo haremos, los cuatro. Temo el tren, a toda velocidad con las pilas recargadas de Mateo y Luc.

PD. Estuvo chulo el paseo con Bárbara y Bruno (lástima que la foto esté aún sin retocar -la de la mesa, claro; la otra, de posturas imposibles, es básicamente impublicable-).

PD2: Apartado COMIDAS: Estupenda la pizza extrafina del restaurante italiano de la primera noche. Inesperada, más bien. Y apta para ser imitada (espero que pronto). Estupendo el bocata con pan de pipas de calabaza, camembert, jamón dulce y pimiento asado. Y aún me caen las lágrimas al recordar el sabor, la textura, la emoción de esos makis de langostino en tempura que nos sirvieron en Shunka, el mejor japonés de Barna. También comimos allí sopa de miso, setas con vieiras, tallarines con verduras, arroz con pollo, mochi de fresa (mmmm...), helado de té verde... Pero la lágrima es para el maki.

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