jueves, 10 de abril de 2008

Mateo se columpia



Me columpio entre la envidia y la alegría cuando dejamos a Mateo con sus abuelos (maternos... a los otros los veremos pronto en Gijón...). Alegría porque sí, porque me gusta pensarles juntos, a Mateo nadando entre baba, a ellos descubriendo cada nueva sílaba, un asomo de diente, su forma de cantar y retorcer el aire... Y envidia... pues porque sí también, porque este momento, por ejemplo, de su primer columpio, lo vivo contado... No es envidia negra ni áspera... son ganas, simples y grandes, de haber estado allí. Menos mal que la abuela es diestra con la camarica del móvil (y con la forma de contarme todo-todo, al detalle, en color y en 3-D) y me pasa bluetooth estas postales desde el filo (del columpio):




A ver cuando voy yo para que salga ella en alguna foto...

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