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El apellido, en el bote
Vale, la gracia es facilona, pero sólo por la inesperada euforia de Mateo al abrazar el bote con el apellido de su abuelo ("es mi viva imagen", repite cada vez que le ve), valía la pena la entrada. A puntito estuvimos de llevárnoslo a casa (el bote, digo), pero fue muy duro pensar en sesenta días seguidos tragando aceitunas, por muy escamillas y aliñás que estuviesen.
1 comentario:
¡ACEITUNAS MARCA ESCAMILLA!
¡Qué buenas!
Es que es una marca buena, buena y de mucha calidad.
Más besos
Javier
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