Por esas caritas con párpados aún a media asta y emoción desatada pagaría los millones que no tengo ni me importa. Todo explotó con un grito a las 7 de la mañana y una incógnita desde debajo del edredón: "¿Mamá, papá... ¿han dejado algo...?". El resto fue locura, algarabía, gritos, u-n-a-m-a-r-a-v-i-l-l-a. Qué día, el siguiente, de pijama y juegos de paleontólogos, pintores, constructores, ¡piratas!
A los dos días, Luc preguntó cuándo venían los Reyes de nuevo. "Uf, cariño, justo dentro de un año". Y salió gritando en busca de su hermano, bracitos al aire, sonrisa explosiva: "Mateoooo, vienen los Reyes el año que vieneeee!".
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1 comentario:
Qué caritas tenían!!! Me los como.
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