Después de nuestro primer viaje a Asturias en tren hemos hecho juramento de no volver nunca más en coche. Qué gusto, madredelamorhermoso. Desayuno compartido, auriculares mágicos, música, una peli nevada por las ventanillas. Y alguna carrera por el pasillo. Para repetir, cien veces. Mil.
Casa de los abuelos Beni y Luis en "Goviedo". Reencuentro, búsqueda, inspección... y recuperar tiempo y manos. Vaya desayunos, vaya despertares, casi un campamento, neninos felices. La abuela, más. También nos comimos dos panacos de concurso. Y dimos forma y sombras a un dino de plasti.
Mientras el Jiko mayor y el jikito más pequeño dormían con las caras junticas, Mato y yo pegamos las nuestras para un curso intensivo de expresiones. Caretos en el tren. Y risas. Muchas.
Fue decir "helado" y ¡la que se montó! Primer mordisco, el placer. Segundo, el pringue. Fue el suelo el que más comió, al final. Y ellos, los que lamieron hasta el palo.
Sesión de fotos para DOMINICAL. Contra todo pronóstico, Mato posó... y se lo pasó pipa. Como muestra, estos botones. Salió publicado el 12 de diciembre, especial Navidad.
Los abuelos son jarana. Mañanas enteras de coches, motos, trenes, frío en las manos, las mejillas ardiendo. De vez en cuando me llega una de éstas fotos al móvil, mientras estoy trabajando. Y se me hace eterno el momento de salir corriendo hacia ellos. Lo que tiene Cortilandia y alrededores.