

Y también dibujo. El impulso se lo debo a mi amiga Bárbara, que en una cena de domingo y escala en Madrid, y contándonos qué hacemos por, para y con los nenes, me describió sus proezas con los plastidecor y me abrió las ganas, que ya me habían aparecido por la cabeza alguna vez. Me estrené con El duende la lluvia, personaje que me inventé una noche de cuento y que se ha convertido en el prota de cada noche con Mateo. A estas alturas, el Duende de la lluvia ya tiene amigos del alma (los tulipanes y la flor moradita), un caballo, una escapada en tren, una fiesta con golosinas y un atracón de gominolas con meteorismos tóxicos (aportación de Jiko Guarroman)... Lo vestí así porque Mato tiene un pijama igual (pantalones verdes con rayas negras y camiseta verde) y unas zapatillas rojas. Le chifla.

También pinté un elefante...

... y una jirafa a la que mi madre llamó, generosamente, camello.

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