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Jikos de parranda
Salió negra la foto, he exprimido píxeles para rescatar el testimonio de nuestra, ejem, segunda salida nocturna desde que nació Luc. Medio pincho, media cerveza en la "degustación" a la que llegamos tarde (siempre pasa: Mat y Luc no se durmieron a la hora de siempre) y una huída de un concierto imposible (era en un auditorio, sentadicos, con el sueño que teníamos...) a un paraíso diminuto de Lavapiés: Melos. Las mejores croquetas del mundo, tamaño king size. Tres para los dos. A las once, qué vergüencilla, queríamos volver a nuestro futón, pero resistimos un mojito más.
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