
Todo pichi en su silla, con las gafas de Jiko y las ganas de no perderse ni una farola, ni una nube, hasta que el sueño o la risa le puede. Mateo motorizado (es un decir) va viendo la calle, el cielo, la gente, todo, menudas siestas, y, últimamente, grita, a vueltas con el arnés, para que le saquemos. Para seguir viéndolo todo, pero desde la altura y el gustico de los brazos. A veces, cuando grita mucho, Jiko y yo interpretamos un dúo trombón-oboe. Nos mira lucinado sin decir ni mu, antes de que explotemos de risa y él se vuelva a cabrear.
Nos gusta cuando va pensando...

Cuando se ríe a carcajadas...


2 comentarios:
que genial
Qué rico esta mi niño!!!Está para comérselo. Ya tengo blog:
http://cristinamartinperez.blogspot.com
Te he escrito a tu correo pero lo debo de tener mal... BSS a los 3
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