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¡Odio el cole!
Nos hicimos un antifaz con poderes de pan en colines. Risas para combatir el agobio del inicio del cole. Ay. El segundo día, al ir Jiko, Luki y yo a buscarle, bajando la calle abrazados los dos en modo koala (qué gusto), bromeaba besándole el cuello:-No digo yo que este abrazarse así no sea cariño, pero me da que en realidad lo que estás es derrengado...-¿Sabes por qué estoy derrengado, mamá? Porque llevo horas y horas y horas y horas buscándote.Snif. Qué hacer con este nudo en la garganta. Cada día. Mi niño. ¡Odio el cole!
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