domingo, 16 de diciembre de 2007

Ana, a partir de ahora


Querida Ana:

Bienvenida. Antes de nada, tus Jikotíos queremos agradecerte haber nacido el día 14: nos has hecho ganar la porra. Así que dile a tu padre que cuando quiera nos puede dar lo recaudado y como sabemos que la cantidad contiene ceros a cascoporro, dado el afán apostador de sus amistades, dile también que no se haga el suecoikea.


Bueno, pues eso, que bienvenida. Que llevamos esperándote un porrón y que las ganas de verte ya era mono...Y eso, verte, a las cuatro horas de nacer, ha sido increíble, Ana. Eres muuuy chiquita y muuuy morena, y tienes el pelo neeegro y los dedos laaargos, y te he oído hablar el idioma de los ratones y mirar fijamente a las voces a tu alrededor. También, según me contó tu madre, a la que quiero muchísimo y un poquito más cuando entré en la habitación del hospital y la vi tumbada contigo al lado, has sacado ya un pelín de mala leche, pero yo no lo ví. Te vi dulce y enroscada, templadita y sonrosada, aprendiendo a comer. También vi llegar a tu hermano Rodrigo y su cara al mirarte por primera ver, asomándose a la cama con la merienda de jamón y queso blandito en la mano, cuidadoso, nervioso y asombrosamente acostumbrado a tí en cero coma segundos.


Tienes mucha suerte, Ana. ¿Motivos? Muchos. Te digo unos cuantos. Uno: conozco a tus padres desde que empezaron a quererse, allá por el pleistoceno, y, aunque ya te irás dando cuenta, se quieren mucho mucho y con ellos te vas a sentir segura y te lo vas a pasar pipa... (bueno, te aclaro: a tu madre la conozco desde que tengo uso de razón y es mi hermana y mi espejo y mi punto de mira y mi árbol familiar y mi compañera de vida, ya te contaremos... Tu padre llegó después, y le adoro desde entonces, cuando tenía greñas y la forma de la guitarra en los dedos y un deje de duples reyes sotas que me parte de nostalgia cada vez que lo recuerdo...). Dos: conozco a tu hermano desde que nació, me ha babeado la cara y me ha venido a despertar a la cama de Bernardos y me ha hecho morderle de lo que le quería (y le quiero). A tí te va a querer mucho, Ana, y te va a cuidar como si fueras la fortaleza de los Bionicles, que es mucho decir, ya lo verás. Tres: conozco a tus abuelos, aunque mucho más a los maternos. Sólo puedo decirte que con ellos vas a descubrir cosas que te dejarán frita, y que te curarán los catarros en el pinar y te harán guisitos de chuparte las encías. Cuatro: conozco a los amigos de tus papis, o al menos, a la mayoría, que pertenecen a una especie muy rara denominada "bigardos". Bufff, Ana, ahí vas a tener un filón de carcajadas y calorcito.


Y cinco: en este quinto y último punto (no quiero aburrirte nada más nacer) no se si vas a tener mucha o poca suerte, pero resulta que voy a ser tu madrina (¿o lo soy ya?) y quiero que sepas que te voy a querer con toda mi alma y que te voy a seguir con la mirada y la merienda y las ganas de comerte a besos y que voy a contarte mil pelis y a llevarte al cine a ver otras mil, y que siempre podrás contar conmigo. Siempre. Conmigo, y con tu tío Jiko, que hará muchas tonterías para que te rías, seguro, y con mi niño, Mateo, que sólo es medio año mayor que tú y con el que espero que descubras muchas, muchas cosas. Para empezar, vuestras primeras navidades.

Bienvenida, pequeña. Comienza la aventura.


Tu tía Bárbara.

2 comentarios:

H.Wells y X.Bea-Murguía dijo...

Muy bonito, madrina.

Un beso con forma de solomillo.

Jika dijo...

Pa bonita, tu hija, amigo.

Subo tu solomillo. Besos dúples de reyes.