![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7BwgwcNfNHgDhUHOc1BkNwZmbvekFRubHz9vj0VlT6nswOGjNGEGXwOm0pQoSRjqyo3KAOXrgSXx3lvobB9yP8q7kzCNhx0nSUpPJMsCQnCGxfk07GpdYGZu9C6M2kOt8Zupmz573rPg/s320/canastillab.jpg)
No me extraña que un embarazo dure tanto. Si no, sería imposible hacerse a la idea. Y no hablo sólo de la realidad palpable de convertirte en “madre” o “padre”, sino de todas esas cosas que hasta el Instante Predictor te son más ajenas que Saturno y que, de pronto, comienzan a formar parte de tu rutina… a pesar de que sigues sin entender ná de ná. El mejor ejemplo: la canastilla.
La canastilla. ¿Qué demonios es eso?
Todo comenzó el día en que nos dieron el programa con las clases de Preparación al Parto. Jiko me dijo, abrumado:
-“Jika, el 9 de mayo tenemos clase de una cosa que se llama... canastilla”.
Ya, dije. Pero ahí me quedé. Intenté explicarle la imagen que yo tenía en la cabeza (ya sabéis: mimbre, lazospuaj, cosas azules y jaretas y batista -¿batista?- y entremeses variados), pero entre el desconcierto y mi careto como de asco, el enigma de la canastilla se fue haciendo más y más profundo… Hasta que echamos mano de Internet y entonces… todo fue peor. Más palabros:
-“Jika, aquí dice que tenemos que llevar al hospital una polaina y un arrullo”.
Ya, dije otra vez, por inercia pero sin terminar de entender el idioma... “¿Sabes lo que es una polaina, Jiko?”.
-“Sssssi…” (Jiko mira al techo cuando miente. Miró al techo).
Y así andamos, con la puta canastilla (perdón, yaya) y el diccionario a vueltas. Gracias a Bea, que nos ha surtido de todo lo necesario (hasta ese gran parche que se llama “pezonera”, augh…), la cosa tiene mejor pinta (mirad la foto de arriba…¿está todo, eh?). Creo que nadie se dará cuenta de que la cestita está reciclada (mú apañá) del súper desayuno de cumpleaños (ups) y de que sólo me falta por comprar una cosa que ordeña y se llama sacaleches (siempre pensé que era un medicamento para imprimirle carácter a uno), aunque no estoy muy segura de si eso pertenece o no a la canastilla…
En fin, que nosotros seguimos como en otro planeta y encargamos por Internet para Mateo cosas como éstas de abajo: unos babylegs, algo así como unos calentadores para que se le llenen las piernas de colores y las manos de ganas de jugar con ellos. Acaban de llegar. Molan, ¿no?
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq2KkCUjibLW0p0y4foJFcWXuxU-btOuxUxg5ISkiIhaeJYFttPEv4kkgktVyjAIyR7g-BaeZXfFmLhCFg2K8qWOpSZ8efScr9uQSvK4puASll-Jb57-wQKWNTHaCHEgKJSQS_NpFAikM/s320/babylegsb.jpg)
PD: Hoy los padres de Fernández de la Vega miran a nuestro balcón desde la cornisa de enfrente. Vuelan de poco en poco, con las alas llenas de ausencia.
6 comentarios:
"ODio las cestitas de mimbreeeeeeeeeeeee", dijo Jiko mirando al frente.
Por cierto, las polainas son una especie de media calza, hecha regularmente de paño o cuero, que cubre la pierna hasta la rodilla y a veces se abotona o abrocha por la parte de afuera y el arrullo es la prenda semejante a la mantilla con que se envuelve a los niños pequeños para sostenerlos en los brazos.
Y me pregunto..... le hará falta todo eso que va en el cesto, o cestita ?? Qué cantidad de cosinas ná más llegar!! Por cierto, es dentro de nada, no?? no sé el día que sales de cuentas. Jó, y yo de pequeño que estaba loco por tener unas polaínas...de cuero, claro.
Tiene que ser tan bonito lo que estáis viviendo que cuando venga, sólo va a ver dientes de las sonrisas y de esa felicidad que le espera...a ratos. Muacs...
Polainas en Agosto. ¡Qué bonito nombre para una novelita! o una "pini" de esas del oeste... Pero nena, ¿dónde van estos con las polainas por estas fechas y en Madrid? (están locos estos "canastilleros".
En cuanto a lo del sacaleches no te preocupes porque creo que es muy pronto. Te lo recomiendo para más adelante, y siempre y cuando tengas que sacarte la leche mari,porque si estás físicamente para dársela tu mismamente, pues que eso, para que vas a pasar por la lamentable experiencia de ordeñarte...
Besos mil para los tres
A Jiko le gustan mucho la informática y los ordeñadores, ¿no?
¿No?
Pues a ordeñar. Haz como yo, que ordeño y mando
Javier
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