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El sitio de mi recreo
Llevo casi ocho meses, y mucho más los dos últimos, entre la certeza y la incertidumbre. Nunca me he sentido más segura y nunca más frágil. Nunca más vulnerable y nunca más fuerte. Nunca tan cansada y nunca con más energía. Nunca más nítida y nunca, nunca, tan borrosa, en un cuerpo que me enorgullece, esta panza en cuarto creciente, sin acabar de reconocerme en él. Me fotografío mes a mes en blanco y negro, para ver si me veo en las líneas de antes y en las formas de ahora. Y sí, creo.
La tripa se mueve sola y noto piel bajo la piel. Y puños y pies pequeños y ataques de hipo. Es extraño y apabullante, son nervios y calma, sola y nunca más sola.
Jiko y Mateo son el sitio de mi recreo.
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