No tuvieron más que pasar a una clase de muestra para suplicar que les apuntase. Y de pronto, dos judokas en casa. Gritan Joko-siogatameeeeeeee como si no hubiera mañana y hacen unos saludos que dejan al Sr. Miyagui a la altura del tatami. Eso sí, cuando hacen una kata se aproximan más al vals...
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