skip to main |
skip to sidebar
Gritarle al mundo
Volviendo del parque me engañó en el súper con una caja de bombones Lindt, introducida subrepticiamente en la cesta. Le dejé, por pura empatía. Le dije, además, ya saliendo, que esos bombones-bola eran mis preferidos, porque a medida que los vas chupando va apareciendo la crema de chocolate de dentro, que se deshace en la boca. Así fuimos volviendo a casa, chupando la cobertura, con la mejilla abultada. Y al entrar a casa, la cobertura ya se deshacía y llegaba... lo mejor. Mateo alzó los bracitos al cielo:-"Voy a gritar al mundooooo: ¡cremaaaaaaaaaaaaaa!".
No hay comentarios:
Publicar un comentario