Se celebraba en la calle el Día del niño, que Mateo insistió en rebautizar como el Niño del día. Ni castillos hinchables ni carreras de sacos ni globos ni gaitas: lo verdaderamente emocionante para ellos fue subirse a los carricoches de los servicios de limpieza municipales, en jornada de puertas abiertas. Basureros, mis niños. Y polis. Ains.
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