-Pues voy a ir a otro país, Mateo (le dije con espíritu aventurero un día en que la fiebre le tenía durmiente cada tres por dos en la tienda-indios).-Pues me voy con tú.
-Contigo.
-Contigo.
-¿Y a dónde nos vamos, Mato?
-A Goviedo.
-¿Y después?
-A Cortilandia.
Espíritu viajero, dije.
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