...el otro asalta. No falla. Si es Luc el que está roncando, Mato se asoma a su nariz para tocársela. Si es al revés, Luc es capaz de subirse el Lego a la cama y deconstruir allí su sueño profundo, pieza a pieza. Tiene el morro de mirarnos como si no entendiese de qué va la vaina. Para completar, entona su famoso (y altísimo) ¡aaaaatá! Es entonces cuando Mateo abre los ojos, confundido.
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