
Notengoperdóndedios. El récord de ¡22 días! sin actualizar el blog me llena estas teclas de vergüencilla. Pero lo que se ve en esta foto es la razón: mis tardes, mientras Jiko curra y requetecurra, son de Mateo (y mis tardenoches, de Morfeo, que está implacable el muy cabrón: no me deja un párpado subido después de las nueve o las diez. Zas. Como un cesto en pleno telediario, y sin posibilidad de remontada).
En fin, no me estoy justificando, sólo explico, con simples hechos y pruebas claras y mangaentera, que el blog queda apartado en un rinconcillo con esta nueva rutina con Mateo terremoto: corre que se las pela, agarrado casi en volandas a una sola de mis manos; coge tesoros (los más valiosos: hojas medio secas del suelo o piedras diminutas); saluda a la gente, alzando la mirada antes de que le pueda la vergüenza; lo mira, coge, toca, chupa, lame, estruja, muerde todo... y cuando digo todo, es TODO. No existe el cansancio.

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