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Una cosecha en un día cualquiera de nuestro huertín. Vaya filón. Qué ratos. Trotando entre calabacines desproporcionados.
Luc: ¡Mida, un espantadajos en el buedto!
Y miramos todos, justo después de descifrar a Luki. Qué abono de risa, allí.
Lleva Mateo dos días poniendo una voz rara, como de comic, muy divertida. Corre por la casa disfrazado (una cacerola en la cabeza, la tapa de escudo, una cuchara de palo como espada...) gritando ¡Por todos los demonioooos!, con esa voz y un mini escudero: ¡Pod todos dos demoñooos!
Mateo: ¡Por el amor de dios!
Luc: ¡Pod adiós de mós!
Y así. Locuelos. El Jiko y yo, doblaos de risa.
Les trajeron los abuelos una caja de Miguelitos. Duran lo que tardan en abrirla. La primera mañana ya se asomaban a la crema:
Luc: Mamá, ¿pedo esanuyar un miliguito?
Mateo: Estoy asustado de lo ricos que están.
Cada uno a su forma. (Por cierto, no quiero que Luc deje de hablar así....).
-¿Qué coche es ese?, me pregunta Mato tooooodos los días (Luc igual).
-Un Ford.
-Mira qué bien lo digo: FOR.
-Perfecto.
-Claro. Es que tengo FOR años.
Y un dominio del inglés total. Lo que viene siendo de oídas, vaya.
Uy, la abuela Rosa. Puro nido.
Les regalaron una caja de bombones. Mateo cogía uno, miraba la caja, y se le encogía el gesto al ver la manita de Luc participando del evento...
-Mami, si Luc no nace y tenemos una caja de bombones... él no podría comérselos y... ¿quién se los comería?
No me dio tiempo a responder: ya estaba él llevándose el pulgar al pecho.
Qué peligroso es el chocolate. Para la fraternidad.
Despertarse con Luc es poner la radio. Abre la boca antes que los ojos. Este día trataba de envolver para regalo (un decir) un coche con una esquinita de la sábana. No le salía. Y lloraba:
-¿Qué te pasa, Luki?
-Que mida, mida, ¡un desante! ¡No pedo ni haced un degalo!
Mi niño, dependiente frustrado.
Cumple de picnic. ¡4 añazos! Beni, organizadora de festejos. Predominio de gastronomía autóctona familiar. ¡Y sol!
El primer parque con Beni... Y otros descubrimientos por Oviedo: tirolinas, siestas, camas elásticas, tubos galácticos...
Ah, y 'el' rio. El de mi Jiko. En Vega de Rengos, veranos de infancia que reinterpretamos con Mateo y Luc. Tirando piedras, probando a un burrico, visitando vacas clandestinas...
Y mil cosas más: una parada en nuestra casa nupcial, Palacio de Libardón, con reencuentro con Sandra y carrera campo a través y gazapos del tamaño de una mano pequeña...
Y una visita quesera a la granja de Los Caserinos, en Villaviciosa, con cabritillos manejables y el mejor queso azul a la sidra del mundo...
Y un día entero en Gijón, cruzando la arena de San Lorenzo en busca de unas bicis ausentes...
Y una nueva visita al MUJA, dinos everyday...
Y el primer regalo de cumple... Francesco Vernuli en persona... y a distancia. Excusa para echarse uno encima de otro y tratar de traspasar el cristal...
Y, por supuesto, la pizza del Jiko. Ya no se comen pizzas fuera de casa. Pa qué.