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Decir adiós
Así lo hicimos, recordando pautas, raíces, silencios y palabras. Ortiguera, donde está este faro, y Tapia, niñez de acantilados y cuevas y todo mar, fueron los lugares. La tarta al whisky, helada pero sin su toque, el homenaje (uno de tantos). Yo le estoy agradecida: me ha dado lo que hoy es mi vida. Buen viaje, Luis.

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