Llama Teo a Mateo, pero acaba de debutar con la primera sílaba, así que dice Ma-Teo, con pausa. Como es para él un logro, lo repite: Ma-Teo, Ma-Teo. Le pregunto entonces como se llama Jiko: Ma-Papá, dice. ¿Y yo? Ma-Mamá. ¿Y tú, Luki, cómo te llamas tú?
¿Yo?, dice dándose en el pecho. Yo, Ma-Cuc.
Porque él, para él, es Cuc. Todavía lleva la L en la espalda.
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