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-¿Con qué has soñado, Luki?-Enas aaandes.Ballenas. Grandes.
-¿Dónde está este restaurante, mami?-En Alberto Aguilera.-¡Anda! ¿A que Alberto Aguilera es como mi compañero Alberto pero con otro nombre?

-¿Nos dais a Luc y a mí estas gominolas de mora que son de frambuesa?-No, ya comísteis dos ayer.-Pero hoy no es ayer.
Ugh. Verdades de frambuesa.
Caminábamos por la calle. Mateo dijo:"Papá, eres un poco gruñón". Riéndose.
Aperitivo estirado, Coronitas, dos amigas, salsa de berberechos, sol. Hijeznos al trote, jugando a saltos, riendo a gritos, felices. Charla interrumpida y qué más da. Espaguetis con chistes de bares a lo grande. Risas, palmeras de chocolate. Arena y cubos y banco para mirar. Paz. Baño de a tres con dinosaurios a remojo, rizos recogidos, cafeteras acuáticas. La Wii, a cuatro manos. Cena llena de escaleras, arriba y abajo, el día elástico. Y vuelta de noche y luna llena, tostada, enorme. Qué domingo, amiga.


Lo que daría, cada día, por verle por un agujerito.
Llama Teo a Mateo, pero acaba de debutar con la primera sílaba, así que dice Ma-Teo, con pausa. Como es para él un logro, lo repite: Ma-Teo, Ma-Teo. Le pregunto entonces como se llama Jiko: Ma-Papá, dice. ¿Y yo? Ma-Mamá. ¿Y tú, Luki, cómo te llamas tú?¿Yo?, dice dándose en el pecho. Yo, Ma-Cuc.Porque él, para él, es Cuc. Todavía lleva la L en la espalda.

Les promete un cuento y lo cumple con añadido: sesión de retratos a la luz amarilla del globo terráqueo.
-Niños, ¿queréis pintar con acuarela?-Mami, has hecho una idea fenomenala.

Jiko hizo esto. Macro cookie en sartén y al horno. Cookie-tarta. Las caras de Mato y Luc eran..., no daban crédito. La comimos caliente, el chocolate por las comisuras. Buah, qué desfase. Al acabar, Mateo tactaba su tripa, toc, toc.-¿Qué es este hueso, mami?-No es un hueso, es la tripa.-¿Y este?-El esternón. ¿Notas estos huesos alargados? Son las costillas. Mira, toca, llegan hasta la espalda. ¿Sabes para qué sirven? Para proteger lo que hay dentro: el corazón, los pulmones, el...-¿Hablamos de dinosaurios?
En el ascensor de Zara, de cristal, con los cables a la vista, Mateo dijo:-¡Mira! Se ven las raíces.