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Blandurria
Justo antes de irse a acostar los dos se arrechuchan en el futón. Alargando el tema. Luego, en la cama, que si enciéndenos el mundo (su lámpara), que si mañana a dónde vamos a ir, que si esta tarde he visto un bicho... Y así. Con tal de hacer esperar al sueño. Y después de mil cuentos chinos, Mateo se lanza a la técnica más efectiva, el muy listillo: el chantaje emocional. Pone ojitos tristes, me coge del brazo y suelta con estilo depurado:-Mamá, no te puedes ir, no quiero que te vayas porque entonces me quedo aquí sin padre ni madre. No te puedes ir porque me tienes que cuidar y te quiero. Mami.Y claro. Me quedo. Blandita.
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