sábado, 29 de agosto de 2009

Segundos

¿Cómo será cuando los dos hablen?, ¿cuando anden juntos?, ¿cuando se zurren y se rían y se busquen y se escondan y se cuenten? A veces nos los imaginamos dentro de unos meses, unos años... Y entonces paro, congelo el tiempo y casi noto los segundos uno a uno, los grabo. ¿Se puede tener nostalgia del presente? A mí me pasa.

Mato, por la puerta grande (del cine)

¿A punto de despegar? Casi casi. Mato, un santo, aguantó con talante de Job las pausas en el rodaje de su segunda peli o, mejor dicho, de su segunda secuencia, por aquello de ajustarnos a la realidad. Lo cierto es que... nunca más. La cubierta de Leganés, donde Mato corrió cargando con el vestuario requerido (una batita quirúrgica reducida por las costureras...) concrentraba un grado de humedad que ni el trópico y, además, lo que iba a ser cuestión de ná se convirtió en un suplicio de repetición de tomas que se alargó hasta las 11 de la noche. Lo dicho, nunca más...

Eso sí, Mato, siguiendo el método ya iniciado con su impecable representación de Cayetano, se metió en el papel de hijo de ¡Fele Martínez y Norma Ruiz! en esta comedia cutrilla de final feliz (la escena de Mateo consistía en entrar en brazos de una enfermera al paritorio donde su "madre" acababa de parir a su hermanito... El pobre Mat repetía "panteda dosa, panteda dosa", porque en los ensayos utilizaron un muñeco de la Pantera Rosa en vez de un bebé ensangrantado, menos mal). Ésta de abajo fue la imagen más repetida: todos esperando oir "¡acción!" para entrar en el paritorio donde nacía, pues eso, la panteda dosa... (el resto de las fotos ilustran las pausas y pausas y pausas y pausas en el rodaje...Qué rico estuvo Mato, pequeñito, en la inmensidad de la plaza de toros, mirando al techo y a la arena, sudando en los burladeros...):











Luc en la trona


En la trona, Luc es un periscopio. Le sale la cabecilla por encima de la bandeja y gira y se vuelve y voltea y recorre cada esquina, cada ruido nuestro, y aletea con las manos llenas de ganas de que le cojan, el muy perro. Luc grita "aaaaaaaa-tá" mientras sigue a su hermano con la mirada y cuando Mat hace el tonto para él, entonces Luc se deshace en gritos y carcajadas y me busca como para compartir y siempre me encuentra, y entonces le veo esos dos dientillos y me entra un nosequé por dentro que tengo que dejar lo que esté haciendo y tirarme de cabeza a la trona para acortar distancias, aún más. Me gusta como huele Luc, me gusta incluso cuando suda, le huelo hacia dentro y me metería en su cuello y me comería sus manos. Me las como, de hecho. Está muy grande, mucho. Va a cumplir 7 meses y ya trata de ponerse de pie. El muy burro. ¿Y estos brazos? Ni Stanley Kowalski al pie de esas escaleras...



Mateo, Año 2

Dos años, de un soplido. Así, zas. Sin casi darnos cuenta. El año pasado, mismo sitio, Mateo empezaba a andar, empezaba a masticar, no decía ni mu. Ahora, habla hasta con las manos, come como un soldado después de una batalla y corre más que el tiempo. Mato crece. Y disfrutó como un loquito-cocolo. Estuvimos casi todos y faltó el más importante: Jiko, de andadura panadera en Daylesford, amasando panes y planes crujientes. Qué forma más densa, más burra, de echarle de menos.

Este año Mato sopló su vela doble. Bffff, bffff. El aire para arriba, mal orientado, los ojos en el chocolate. Mientras aplaudíamos me miró e imploró: "Cuchilloooo", con tanta prisa siempre. A sus alrededores, Luc durmiente y creciente en brazos de todos y en una esquina siempre de mi vista; Mateo y Olivia, más tiernitos que la tarta, avanzando la tarde a golpe de ganchitos, palotes, tapachús; las abuelas, llenas de Mateo hasta los codos (el abuelo vio el evento a través del objetivo de la cámara... menos mal, esta entrada no existiría); y sus tíos Luis (de sangre), Silvia (de sangre, también), Omar (de tinta y ganas), JuanjoPepa (de parque y mimos). Un gusto que comenzó con un capítulo íntimo: Mato y yo retozando en el césped, un segundín de besos, muerdos, risa, mividaentera, previo a la fiesta, para mí sola.