
Más que empezar a andar, Mateo ha empezado a correr. De hecho, se saltó el gateo... Es decir, pasó de arrastrarse lentamente a rodar como un ferrari, sin darnos tiempo a la aclimatación. Ahora, cuando salimos por ahí, se lleva bebida, para ya no depender de nada ni de nadie. Y así va, rechazando una mano que lo sujete o guie ("¡pod favod!...", que diría Guille) y apurando frenada en las esquinas. Los chichones (pocos para los encontronazos con el suelo) nos duelen más a nosotros. Fijo.

*Aquí arriba, por ejemplo, dijo: "Me voy a echar la primitiva".
3 comentarios:
Es que todavía no sabe que mejor que en SU casa no va a comer en ningún sitio. Verás cuándo pruebe el pan de mentira que venden por ahí o se entere de que los canelones suelen ser horizontales.
Jajajaja... Bueno, lo de los canelones no se yo... Me da que cuando le den una lasaña por ahí dirá extrañado: "¡¿Pero eso no son canelones verticales enmarañaos que hacen mis padres?!". Pobre.
Ésta de aquí arriba era yo, claro, con usuario usurpado (sin querer)...
Publicar un comentario