Es un hecho: le pirra Camarón. Comenzó su padre a cantarle esta copla, seguí yo a tientas, y ahora la busca en el aire y la pide mirándonos, juntando, ay, las palmas de las manos. Y cuando por fin la oye, se arranca: da enseguida palmitas insonoras, porque los dedos se le juntan despacio, porque toda la atención la tiene puesta en quedarse a escuchar:
Como el agua clara...
que baja del monte... asi quiero verte... de día y de noche... ay como el aguaaaa...ay como el aguaaaa...ay como el aguaaaa...
PD. Confirmado: el abuelo materno es ya, por méritos evidentes, el fotógrafo oficial de Mateo.