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Vaya día y medio alargado a tres. JuanjoPepa nos acogen y nosotros nos dejamos, derretidos, Villaba de la Sierra es de pronto el único sitio donde queremos estar. Y los chicos... Los chicos fueron fútbol en la plaza y torreznos (torrendos) y baloncesto y sueño a tres y pintar a cuatro. Y un momento de esfuerzo común, de ayuda infinita, grabado para siempre: Mateo rompiendo a pedalear solo, sin ruedines, todo campo, yo corriendo, él feliz. Ni la lluvia pudo con una manera gansa de disfrutar del tiempo detenido. El hotel Transilvania (Luc despertándose: ¿pero dónde estoy?), un arroz a banda de rock, un bosque con olor a lobo, barro y barro, y amigos que son jauja y refugio y generosidad loca. Y un arcoiris de despedida. Ah, y un pasarlas canutas para sumar 30 y gritar Rummy!
Uno es uno y sus juguetes. Mateo eligió su colección de clicks. Luc, sus cochecitos. Retratos a ras de suelo con tesoros irremplezables.
Pequeña Olivia al viento con estrella. Broche-promesa hand made por encargo de la niña más dulce del mundo. Qué ganas de dárselo ya.