skip to main |
skip to sidebar
Una tarde en casa, con ellos, es tener que coger un papelujo para apuntar, al vuelo, lo que dicen.Mateo: Tome esta multa, son 50 euros.Yo: ¡¿50 euros?! ¿Pero qué le voy a decir yo a mi marido?Mateo: En esta casa está prohibido tener marido.Yo: ¿Cómo? Y ¿qué hago con él cuando llegue?Mateo: Si vuelve a decir la palabra marido la meto en la cárcel.Luc: ¿Y a mí?Mateo: A tí también.Yo: Insisto, ¿qué hago con mi marido cuando vuelva a casa?Mateo: Lo tiramos a la basura o a un grifo.Luc: Pes si te caes al abua te come un cocolilo, pedo solo uno. Y a usted le pongo una mudta.Y así. Pensando en cómo tiro al Jiko a un grifo sin morirme de risa.
El equilibrio es uno a cada lado. Dando tirones, incluso. Hablando al tiempo, siempre. Excursiones más cerca que lejos, lo mismo da. Y me rio de tanto responder a no se muy bien qué pregunta sobre pregunta sobre pregunta y diciendo más chuches no.-"Pued ed oto día nos diste dos poluletas", apunta Luc, como echándome por tierra la negativa tajante.
Buah, me los como. A los 3, por las patas. Esas caras. Es todo.
Diosanto qué buzones. Así entra lo que entra, que la nevera nos hace eco al cabo de dos meriendas.
Cuando se quedan así, embobaos mirando la tele, les digo que son robots y que esos robots me han robado a mis hijos. Y les abro la boca y grito hacia dentro "Luuuuuuc", "Mateeeeeeo", "¿Estáis ahíiiiiii?". Y se mondan de risa y vuelven en sí. Y apagamos la tele y les pongo a cocinar conmigo, por ejemplo. Los 3 en fila en la encimera, ellos sobre taburetes, con cuchillos sin filo partiendo judias o calabacín o pan de molde. Y yo corto, también, pero sobre todo escucho y me parto y no se de dónde salen esas frases:Mateo: "Qué bien que estoy ayudando a una persona que es mi mami".Luc: "Bueno, es la mami de los dos, Mateito".